lunes, 20 de abril de 2009

Historia de un viaje. Parte I

Quien lo diría… cuando ya menos expectante estaba sobre este viaje resultó que tuve que viajar inmediatamente por razones de trabajo.
Voy a estar en República Dominicana casi 16 días y unos minutos y no puedo dejar de pensar en un par de viajes más que se me están cocinando, los dos en ámbitos completamente distintos de mi vida, pero de eso les hablaré después.
Ahora quiero hablarles de este viaje donde estoy ahora y de todas las primeras impresiones y las siguientes impresiones que me ha causado Rep. Dominicana y todo en ella.
Tierra a la vista. Lo primero que debo decir es que cuando uno llega en avión al país se divisa la gran cantidad de costa que posee, dado que es una isla, pero eso no es lo que quiero decir, sino más bien que los colores azul turquesa que se ven desde el aire son grandiosos y dan una sensación de emoción y ganas de quedarse en la playa de una vez que una se baja del avión. Así que mi primera impresión de la isla, co
mo supongo que de muchas otras personas (o gentes, como dicen aquí) es que debe ser un gran lugar para vacacionar.
Por otro lado, me da la impresión de que la isla no posee montañas, por que hasta donde me alcanza la vista (esto por que no voy a la ventana) veo tierras llanas. No obstante, no me he dejado engañar y una vez en tierra investigo cuál es la topografía y descubro que hay al menos dos sierras montañosas de las cuales una tiene la mayor elevación en el Caribe.
Como última nota de geografía les diré que el aeropuerto internacional más cercano a Santo Domingo, capital de RD, está junto a la playa, así como la ciudad; así que al aterrizar, pienso que probablemente tenga un viaje placentero al lado del mar hacia mi destino.
Dado que no he realizado ninguna investigación previa sobre la isla, el país o la capital y en mi mente tengo una idea sobre la Rep. Dominicana como un lugar súper turístico, espero llegar a un aeropuerto de primera clase, así que me desengaña de mis sueños de turista el estilo y estado, tal vez, que presenta el aeropuerto. Simplemente es lo que se esperaría en un país pobre.
Con las maletas no tuve problemas, aunque sinceramente todo el viaje estuve pensando en ellas y en el equipo de taekwondo de RD que viaja en el mismo vuelo (no sé por qué pero no me inspiraban confianza, creo que fue mucha xenofobia de mi parte), migración y aduanas rápidamente, aunque con la impresión del normal trato desdeñoso de empleado público.
Un amable señor de una compañía de taxis local nos recoge en el aeropuerto a mí y mi compañero y nos lleva hacia la ciudad.

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