Sigo en espera del verano y las vacaciones... y por cierto, el famoso mardi gras que no me hace mucha gracia, pero bueno, vamos a ver. Voy a intentar divertirme.
Después les cuento cómo me fue en la aplicación de esta costumbre foránea que nada tiene que ver con las fiestas de fin de año locales en la playa.
Y también sigo en cuenta regresiva...
La risa es el pañuelo que limplia las telarañas del corazón