Este lunes tuve que realizar un trámite, necesario para cualquier ciudadano costarricense, en una de las instituciones públicas como tantas hay en este país.
Supongo que muchos de ustedes ya habrán realizado trámites similares, al igual que yo, en alguna de estas instituciones...sin embargo, una experiencia como la que tuve el lunes logró sacar en mí el cansancio, ostinación, desesperación y ampollas en los pies, al tener que sufrir un suplicio de casi ocho horas para poder ser atendida.
En todas las horas, en las cuales estuve de pie, sentada en la acera, otra vez de pie, en una silla y otra vez de pie, lo único que podía pensar era acerca del desperdicio de tiempo con los trámites administrativos burocráticos y la pérdida que esto deja para nuestro país.
Alguna vez el Gobierno habrá pensado en esto?
Sólo un ejemplo:
Fueron atendidas cerca de 300 personas antes que mí, las cuales comenzaron a hacer fila probablemente desde las 4 de la mañana (yo llegué a las 6) (diantres, debí haber madrugado más). Las primeras personas lograron ser atendidas cerca de las 9 de la mañana y otras como yo hasta las 2 de la tarde. Podríamos decir que en promedio pudieron ser 6 horas por persona que podrían estar laborando en alguna empresa.
Eso significaría 1800 horas, que a un salario modesto, digamos mil colones sería 1,800,000 (un millón ochoscientos mil colones) ... deja qué pensar, verdad?
Además, con todo ese tiempo que se tardan en atenderlo a uno, tuve chance de descubrir, analizar e incluso idear soluciones a la ineficiencia del servicio (fue lo único útil que pude hacer dado que no iba preparada para tardar tanto tiempo) (debí haber llevado unos tres libros).
En fin, no sé si podemos decepcionarnos más de este sistema al que ya estamos acostumbrados los costarricenses. Tal vez deberíamos enviar a algún directivo a realizar un trámite similar... ni sueñe, que por ser él lo atienden sin hacer fila y hasta le ofrecen un cafecito.